Para conseguir que el proceso de fabricación de los juguetes vaya a pleno rendimiento y que todo fluya mágicamente, la fábrica necesita la energía de los sueños de los niños y niñas que vienen a visitarla. Y esta energía toma forma cuando se suma al ritmo y a la alegría de los duendes.
Por eso en esta edición de la Fábrica de los Reyes de Oriente de Sant Andreu (Barcelona) se animó a todos los visitantes a que ayudaran a los operarios de la Fábrica a recargar las pilas mediante sus movimientos, ritmos, bailes, deseos y sueños. Además, se diseñó una zona específica para que al final de la visita, los niños y niñas también aprendieran que cuando dejan de jugar con algunos juguetes, éstos pueden separarse en piezas con las que crear otros juguetes; un ciclo mágico de reciclaje y reutilización sin fin.
Como cada año, se contó con diversas entidades con proyectos de inclusión social del distrito para la contratación de gran parte del personal del evento.