SEAT celebraba el inicio de las olimpiadas de mecánicos, y por poco populares o convencionales que sean estas, se merecían un gran inicio. Así pues L’Espectacleria junto con la colla de Diables de Sant Cugat preparó un gran recibimiento para todos sus participantes.
Unas antorchas y el ritmo de los tambores de los Tabalers guiaron por los caminos de la gran finca de Sant Marçal hasta lo más alto de ésta, delante del imponente castillo. Allí, como acompañamiento perfecto para el cocktail, les esperaba otra magnífica actuación ahora protagonizada por las chispas de los Diables que con sus espectaculares figuras dejaron boquiabierto al personal. Pero las sorpresas aún no habían acabado: un estallido de fuegos artificiales irrumpió de nuevo a modo de colofón final que dibujaba la escena perfecta para la cena de gala inaugural.